La bata rosa de Hitler, todo un clásico... |
Es
una mañana de domingo, de esas que llueve. No se de cuantas maneras
se puede llover, pero está claro que hoy llueve de cojones. Hitler
te ha invitado a desayunar. Lo cierto es que es un hombre de pocas
palabras, durante el tiempo que lleváis ahí sentados no ha sacado
aún la cabeza de su bol de Choco Krispies. Pero lo peor de todo es
esa bata. Se la compró hace unos días y hoy ha decidido estrenarla
y... joder, imagínate a Hitler con una bata rosa ¿vale?
Lo
cierto es que a ninguno os gusta esa bata. Tampoco os gusta mucho
Hitler, aunque le medio tragáis... cuando no lleva una bata rosa.
Pero claro, tú puedes decirle a tu dentista que no te gusta su bata
o incluso, juntando un poco de valor, al que te está a punto de
practicar una colonoscopia. Pero no te atreverías a decirle al
mismísimo Führer que odias su mierda de bata rosa.
De
pronto, Hitler levanta la cabeza de los Choco Krispies y te mira a
los ojos. En otra ocasión ese gesto te hubiese causado respeto o
incluso mucho susto. Pero hoy, aunque presientes que se trata de algo
importante, no sabes muy bien que pensar cuando se dirige a ti.
-Está
decidido, mañana atacaremos la galaxia -te dice con la solemnidad de
alguien que lleva puesta una bata rosa.
¿¿QUÉ??,
te preguntas. No Hitler, por ahí no paso tío. Darth Vader puede
dominar la galaxia, Mr. Spock o Kang también. Pero joder, esos tipos
son profesionales, saben moverse bien en esa mierda del hiperespacio y, sobre todo: NO VISTEN UNA PUTA BATA ROSA.
Un profesional |
Te tomas unos segundos para reflexionar. Estás decidido, vas a decirle a ese imbécil todo lo que piensas, que no le soportas, que ninguno le soportáis, que en las reuniones del partido todos os descojonabáis de él y que sabes que en la academia de arte no le admitieron porque sus cuadros eran pura mierda. Tragas saliva, te preparas...
-Mein
Führer ¿y no cree que podríamos empezar por Polonia? -murmuras
tímidamente.
Se levanta. Despacio, se dirige hacia donde estás. Clava su mirada
en ti. Vuelves a tragar saliva mientras se sucede un silencio
incómodo. Hitler asiente. Acto seguido, le ves marcharse. Con su
bata. Rosa...
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